
A Eva Moreno siempre le mando petons porque se los merece todos. La conocí con el comienzo del siglo. Si algún día se escribe un libro sobre mujeres pioneras en la educación sexual, su nombre debería estar junto al de la americana Margaret Sanger, la revolucionaria Hildegart Rodríguez Carballeira, la anarquista Amparo Poch o la doctora Elena Ochoa. Los academicistas lo verán exagerado pero esta catalana también es una pionera. Cuando en la España de los 90, las sex shops de las grandes ciudades estaban dirigidas a hombres heterosexuales, Eva convirtió su pequeño local de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) en un espacio abierto también para mujeres. Decidió que su tienda sería luminosa y que no habría cabinas para pajearse, trastocó el catálogo de películas y juguetes y lo adaptó a los gustos de ellas, se inventó el concepto tapersex, una de las iniciativas de pedagogía en sexualidad más innovadoras y eficaces. En aquellas primeras reuniones abría la maleta de los prodigios y comenzaba un ritual fantástico: chicas y señoras, de barrio y de la burguesía, tímidas y extrovertidas, todas confesando dudas, experimentando, riendo o entrando en pánico. Lo interesante era compartir y aprender. Eva vio claro desde el principio que había que reivindicar el placer femenino, que había que conocer el propio cuerpo y convertir el cerebro y el clítoris –la clítoris, dice ella– en armas de liberación masiva.
Fue tal su empeño que acabó convirtiéndose también en sexóloga y terapeuta de pareja. El camino ha sido largo y duro. Tanto que tuvo que enfrentarse a la todopoderosa Tupperware. A la multinacional de los envases con tapa no le gustó que una chica española llamase a sus encuentros Tapersex. Eva ganó en los tribunales. No hace mucho pudimos verla como consejera sexual de la cantante Mónica Naranjo en el programa ‘Mónica y el sexo’ (Cuatro).

El otro día me colé por su chimenea y encontré su carta a Papá Noel, al Olentzero, al Tió de Nadal y a los Reyes Magos, una misiva dirigida a todos ellos y dedicada al succionador de clítoris, ese aparatito que al paso que vamos pillará en ventas a la Thermomix. Os la dejo tal cual la escribió para que sirva de reflexión orgásmica:
«Aunque os parezca extraño, este año no os escribo para pedir nada, lo hago para ayudaros. Cuando empecéis a leer las cartas os vais a encontrar con muchas peticiones de un juguete llamado succionador de clítoris. Ya sé que sois mágicos y que todo lo sabéis, pero por si acaso, os voy a contar de qué se trata, más que nada, porque corréis el riesgo de decepcionar a muchas mujeres, y bastante mal está el panorama como para que perdáis clientas.
Os cuento. El succionador de clítoris es un juguete específicamente diseñado para la felicidad femenina ya que nos ayuda a alcanzar orgasmos estratosféricos. El clítoris o la clítoris –como a mí me gusta llamarlo– tiene una única y maravillosa misión: proporcionarnos placer. Se aplica mucho en su objetivo, dispone de entre 8.000 y 10.000 terminaciones nerviosas. El succionador actúa directamente sobre su parte visible, el capuchón. Con el clítoris pasa como con los icebergs, la parte más grande se esconde dentro de nuestro cuerpo. Relajado, mide entre 7 y 12 cms., como el ratón del ordenador, pero cuando se excita puede aumentar su tamaña entre el 50 y el 300 por ciento. El juguete actúa despertando activamente el clítoris a través de la onda tónicas y la vibración concentrada. Luego, dependiendo del modelo, también el efecto chupón. Es como un cunnilingus concentrado y celestial.
¡Se trata de un juguete que lo está petando! El succionador ayuda a la mujer a alcanzar orgasmos muy grandes, elevados, intensos y rápidos. Orgasmos altamente satisfactorios y reconstituyentes. A mí, como sexóloga me gusta mucho por otra razón, la mujer que tenía desatendida su vida sexual y su salud genital por fin se mira la vulva. Seguro que estáis pensando «algo malo tiene que tener» y como a vosotros no os puedo engañar, os lo cuento. La desventaja tiene que ver con la falta educación sexoafectiva.
Desafortunadamente carecemos de una educación sexual integral, la efectividad del succionador alimenta la falsa creencia de que la finalidad del sexo es únicamente el orgasmo, y sabemos que la sexualidad es mucho más. Por eso, es un juguete recomendado a mujeres que tienen experiencia sexual y conocen bien su cuerpo. Mujeres que ya han tenido la vivencia del orgasmo autestimulándose manualmente o con cualquier otro juguete, en solitario o en pareja. Una mujer que no ha explorado su cuerpo y que se inicia en la vivencia del orgasmo con el succionador de clítoris, corre el riesgo de interpretar que los orgasmos son siempre así, poniendo la expectativa del orgasmo en un lugar muy elevado y difícil de alcanzar si no es de este modo. Aún así, todo lo que sea dedicar tiempo y atención a nuestra vida sexual, suma. Las experiencias bonitas que proporciona el juguete son favorecedoras. Una de las cosas beneficiosas del fenómeno del succionador es que muchas mujeres se introducen de lleno en el mundo de la juguetería erótica, mujeres que –en muchos casos– jamás hubiesen pensado en introducir la vibración en su intimidad. Y eso, a mí que defiendo tanto las virtudes de los juguetes, me hace muy feliz.
Quizás os haya llegado algún mensaje que habla de la adicción que puede provocar este juguete. Si esto sucede, se debe tratar como cualquier otra adicción, y os aseguro que el desencadenante del problema poco tiene que ver con el juguete, se trata de algo más profundo. Es arriesgado hablar con tanta ligereza de las adicciones cuando son una enfermedad. Me saltan todas las alarmas cuando nos planteamos estas cuestiones con tanta ligereza. La lectura entre líneas es el miedo por desconocimiento que tenemos de nuestra propia sexualidad. La sexualidad y el deseo tienen que ver con lo que cada persona escoge y decide para sí, no es algo casual y que dependa de los hados.
También parece que los hombres andan un poco preocupados, ven en le succionador un viril competidor y no un aliado como realmente es. Los juguetes no son más que eso, juguetes. Un elemento más del juego. Poner el peso y la culpa del estado de una relación de pareja en el succionador es eludir inmaduramente la responsabilidad de cada uno de los miembros. Si la relación no funciona, quizás el juguete y el poder de los orgasmos ayuden a visibilizarlo, pero nunca serán los responsables.
Vivimos en la sociedad de la inmediatez, todo lo queremos para ¡ya! Parece que alcanzar el orgasmo femenino se ha sumado a esa inmediatez. Es bueno que la mujer sepa cómo alcanzar el orgasmo rápidamente, como también lo es que conozca la fisiología de su clítoris y que en condiciones normales va a necesitar más tiempo para irrigarse hasta llegar al clímax y que la sexualidad es mucho más que un orgasmo. Por eso, aunque os dije que no os pediría nada, me gustaría que con cada succionador añadieseis un ejemplar de mi último libro, ‘Mi deseo depende de mí’ (Ed. Grijalbo). Es una combinación ideal para que las mujeres aprendan a empoderarse desde su sexualidad, conozcan como funciona su deseo sexual y su clítoris.
Muchas gracias queridos, este año me he portado muy bien así que espero que se cumplan todos mis deseos.
Besos y abrazos.»
